Historia de la Vida Cotidiana
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Memoria y vida cotidiana. Verónica Zárate Toscano

Memoria y vida cotidiana

Verónica Zárate Toscano

Instituto Mora

Cuando ingresé al Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México a estudiar el doctorado a fines de 1989, buscaba formarme con profesores que me ofrecieran ahondar en perspectivas y escuelas historiográficas que no había abordado en mis estudios previos. Los cursos ofrecidos me permitieron insertarme en nuevas vertientes. Para mi tesis doctoral, siguiendo la propuesta de los principales exponentes que se habían ocupado de la historia de las mentalidades y de las actitudes ante la muerte, me acerqué a los testamentos, que aportaban información invaluable no sólo en relación con la proximidad del fin último, sino de la vida familiar, económica, cultural.

Circunscribí mi análisis a un grupo social que tenía en común disfrutar de la distinción de un título de nobleza. Analizando a mis actores sociales en una perspectiva de larga duración, pude documentar, a lo largo de un siglo, los cambios y permanencias de las actitudes de los nobles respecto a la muerte, así como sus relaciones familiares, sus prácticas religiosas, sus rituales, su formación. Pero al mismo tiempo me percaté que había muchos más aspectos que merecían análisis más detallados. Y la oportunidad se presentó cuando me incorporé al seminario de Historia de la Familia, coordinado por Pilar Gonzalbo, y posteriormente al de la Historia de la Vida Cotidiana.

Además de haber aprovechado unas fuentes que arrojaban muchas posibilidades de análisis: los documentos notariales, hicimos una relectura de las fuentes tradicionalmente utilizadas para el estudio de temas económicos, políticos, sociales, culturales. Así, la prensa, los diarios, las cartas, los libros, los censos, los expedientes judiciales e inquisitoriales, las obras artísticas y muchas otras en tinta y papel, en piedra y en pigmentos, en telas y maderas, nos fueron llevando a escudriñar el pasado y a plantearnos nuevas interrogantes y retos.

Empezamos trabajando sobre las familias. Más adelante literalmente metimos las narices en la vida privada de los otros, frente al reto de hacer una obra que abarcara los rincones escondidos y los espacios más obvios del quehacer cotidiano a lo largo de la historia de México. Esta propuesta me continuó vinculando con mi tema de tesis que se centró en las actitudes ante la muerte de los nobles. Y precisamente al estudiar las ceremonias fúnebres, me acerqué a todo tipo de conmoraciones, tanto lúdicas como cívicas y pude relacionar las propuestas de los seminarios con las investigaciones que continué haciendo. Cuando el tema era el amor, yo lo vinculé al que demostraban los ciudadanos a la patria. 

Cuando era el tema el miedo, yo me acerqué a analizar los mecanismos y objetos utilizados para evitar que el recuerdo se sumiera en el olvido. Otra propuesta fue analizar la convivencia y la movilidad social y entonces volví mis ojos nuevamente hacia la nobleza para estudiar cómo habían logrado adaptarse al México independiente. Y finalmente, vino la propuesta de trabajar sobre el honor y con ese tema encontré mi oportunidad de insertar la música, particularmente la ópera y la forma en que se ha tratado esa cualidad moral.

Reconozco que mis intereses y objetos de estudio han ido variando considerablemente con el paso del tiempo, pero creo que nunca me he alejado del todo del interés por la vida cotidiana, simplemente le he dado otros enfoques. Mis más recientes preocupaciones temáticas han estado vinculadas con la memoria y la forma en que se materializa, en una propuesta para analizar los Lugares de la Memoria, a los que he dedicado y seguiré dedicando muchas palabras y páginas.

La memoria forma parte de nuestra vida diaria ya que cotidianamente generamos y capturamos vivencias y recuerdos que almacenamos en ella. Acudimos a la memoria cuando queremos evocar algún suceso cercano o lejano. Pero también nos ayuda a conformar nuestra identidad no sólo en términos individuales sino colectivos ya que tenemos recuerdos compartidos o impuestos, rechazados o entrañables. Y algunos rasgos de esa colectividad se reconocen en el vivir cotidiano de los individuos insertos en la sociedad.